"UNA IMAGEN, UNA HISTORIA"

En una concurrida ciudad de la gran España, vivía una familia exitosa y de renombre. La esposa era una joven administradora, encargada de la Administración pública del Estado, mientras el esposo, era un reconocido deportista del Barcelona y empresario también. Juntos tenían un hijo de 3 años, hermoso, muy querido, amoroso, planificado y, además, muy adelantado para su edad. Asistía a uno de los mejores colegios del país, tenía una niñera de tiempo completo, chofer y todo lo que quería le era concedido. Su nombre era Joaquín.

Johanna, la mamá de Joaquín, llegaba a su casa todos los días muy agotada, a veces, sólo lograba darle las buenas noches al niño, por lo general, lo encontraba dormido, pues estaba muy concentrada en la formación de su compañía de seguros. Con su papá, no era distinto, a veces pasaba hasta un mes sin verlo, sólo los fines de semana podía saludarlo a través de una llamada.

Así fueron pasando los años, Joaquín estaba en los mejores colegios, practicaba fútbol como su papá y era parte de la orquesta juvenil. Todos aclamaban los talentos de Joaquín, su inteligencia y la sabiduría que había adquirido para su corta edad.

Pero Joaquín, no pensaba lo mismo, era inseguro, se sentía triste y molesto a la vez, tenía pocos amigos, sólo se quedaban los que eran capaces de soportar sus ínfulas se ricachón. Él no disfrutaba mucho el ser así, pero no podía hacer otra cosa, simplemente así era él.

La relación con sus padres era distante, y, a la verdad, Joaquín prefería no estar con ellos, cada vez que podían verse y pasar tiempo “en familia”, las peleas no tardaban en llegar, sus padres se reprochaban el uno al otro la carencia de tiempo. Joaquín huía a su cuarto o a un lugar muy lejos para no escucharlos gritar.

A los 17 años, Joaquín fue a la Universidad a prepararse como economista por petición de su madre, no le dio tanta importancia al fútbol como su padre, lo hacía como pasatiempo, se retiró de la orquesta y siguió el sueño de su mamá.

Se fue de su casa, sin importar mucho la distancia, se había vuelto una persona fría y sin escrúpulos, ya para el momento había jugado con los sentimientos de una que otra joven que era cautivada por su buen parecer. Los primeros meses de clases fueron tranquilos, no habían dado información que Joaquín no supiera y su vida iba en piloto automático. Uno de los compañeros con los que Joaquín frecuentaba por razones de estudio, le pidió que lo acompañara a ir a otra facultad para buscar a su hermana, como Joaquín había dejado su carro en el autolavado, no le quedó de otra que aceptar.

Al llegar a la facultad de medicina, Joaquín estaba distraído en su teléfono cuando de pronto escuchó una dulce voz: “Hermano… ¡Gracias! Me salvaste el día”. Al levantar la cara, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, era la mujer más bella que había visto antes. Saltó del carro de un brinco y le dijo: “Ven, siéntate adelante, yo me voy atrás”. Desde ese momento, la conexión entre ambos fue instantánea.

La joven se llamaba Luisa, empezaron a salir juntos, Joaquín la llevaba todos los días desde la Facultad de Medicina hasta su residencia y pasaban horas hablando. “No sé qué me pasa, nunca me había sentido así”, pensaba Joaquín una y otra vez… Le compraba flores, la llevaba al cine, salían de paseo, hasta que Joaquín le pidió que fuera su novia y Luisa aceptó.

Pero repentinamente, un monstruo empezó a salir del interior de Luis, un miedo abrumador lo envolvía cada vez que no estaba junto a ella, se volvió ansioso, los pensamientos que lo acompañaban eran: “Si me deja solo”, “Y si se va con otro”, “Si sólo quiere mi dinero y mis caros regalos”.

La obsesión nació y Joaquín casi no asistía a clases, vigilaba todo el tiempo a Luisa, la trataba mal cuando estaba con ella, pero la anhelaba cuando se iba. Lloraba de tormento, ya no era amor, era una terrible pesadilla todos los días.

Luisa lo amaba, lo extrañaba, sin embargo, no lograba comprender como su dulce amor se había convertido en un monstruo, por momentos era caballeroso, pero la mayor parte del tiempo era un amargado inseguro que no la dejaba en paz.

Luisa, desistió de la relación, lo dejó, le pidió que no la volviera a buscar. El acoso no cesó y tuvo que denunciarlo. Joaquín estaba devastado y se sumió en el alcohol, abandonó la carrera, pero hizo creer a sus padres que seguía estudiando. Se gastaba todo el dinero en alcohol, a veces dormía en las calles.

Pero, con tan brillante origen ¿Qué fue lo que pasó? Joaquín quedó encerrado en las densas tinieblas de la soledad y el abandono emocional. Viendo su vida a través del cristal de los caprichos, que tiende a romperse cuando el exterior deja de responder al interior.

Joaquín es sólo un niño, en el cuerpo de un joven que está pidiendo ayuda, a gritos, que necesita atención y que no se siente objeto de deseo de nadie.

Gracias por leerme. Me gustó mucho crear esta historia para este concurso. Invitó a mis amigos @cive40, @noha26 y @caro79 a participar