Elige una palabra, pinta una historia n.° 12

  La escritura es un arte universal que nos permite emprender un viaje creativo que además de educarnos, también tiene la facultad de entretenernos y, en lo personal, disfruto emprender dicho viaje a través de las letras gracias a la iniciativa de nuestra amiga @senehasa . Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

Melodías de fe

  La familia Pérez está viviendo los días más oscuros y turbulentos de sus vidas. La señora Juana ha sido diagnosticada con una enfermedad tan extraña que, ni siquiera hay cura para ello, por lo que, la esperanza de vida es nula y, de acuerdo al pronóstico del doctor, solo estará en este planeta Tierra por un mes.

Hemos perdido la esperanza

  Dijo Juan, el hijo mayor de la señora Juana, cuando le informó a sus hermanos lo que estaba sucediendo con su mamá. Sin embargo, Pepito, el hermano menor, tuvo una reacción muy diferente, acción que sorprendió cuando expresó:

La esperanza jamás debemos perderla hermano, con fe, todo se logra

  Todos se quedaron en silencio por un segundo y, transcurrido ese tiempo, al unísono reaccionaron diciéndole que él no tenía derecho a opinar, porque aún era un niño y no sabía dimensionar lo que estaba sucediendo, ya que la misma ciencia no tenía respuesta para la enfermedad de Juana.

  Lejos de desanimarse por la reacción de sus hermanos, Pepito se fue a la montaña del pueblo y, arrodillado mirando hacia el cielo, emprendió una oración que reconfortó su corazón de una manera sorprendente.

  Cuando Pepito emprendió su viaje de regreso a casa, un señor lo llama para decirle que su clamor ha sido escuchado. Él no entendió esas palabras, sin embargo, respondió de manera melodiosa, agradeciendo y, la sonrisa que destiló le resplandeció el rostro como el brillo del diamante. Durante el camino, se preguntaba qué era la palabra que le había dicho ese buen hombre y, para no olvidar, la repetía constantemente, ya que al llegar a casa, la buscaría en el diccionario de su hermana Fidelia.

No pierdas la fe hijo, tu madre será sanada

  Le dijo una señora a Pepito cuando llegó a su casa. Este pequeño, al ver que dos personas adultas estaban haciendo referencia a su posición de mantener la esperanza, se sintió sorprendido, porque notaba que ellos estaban estimulando su deseo de ver recuperada a su mamá.

  Pepito se acercó a su mamá para abrazarla y darle un beso. Ante ese gesto, su mamá le dijo que le cantara una melodía tocando la guitarra; instrumento que él había aprendido a tocar hace un año antes de que ella comenzara a declinar en salud.

  Sin dudarlo, Pepito entonó las mejores canciones del repertorio que conocía y, durante una hora y media, le dio el mejor concierto privado que la señora Juana podía tener. El amor que él destilaba cada vez que entonaba una canción y, tocaba con pasión la guitarra, se notaba cada vez más. Sin interrumpir a su hijo, Juana experimentaba en su cuerpo un proceso de recuperación sorprendente, ya que los dolores que sentía en sus huesos, fueron disminuyendo y, cuando Pepito finalizó el concierto, toda afección que sentía, ya no estaba e inmediatamente abrazó fuertemente a su hijo.

El amor y la fe de Pepito me han sanado

  Expresó la señora Juana a toda voz. Sus hijos mayores se acercan. Al verla con un rostro rozagante y que se está moviendo sin ningún inconveniente; entienden que Pepito tenía razón cuando les dijo que la fe puede lograr todo lo que para muchos es imposible.

  Desde ese momento, Juana y sus hijos comenzaron a nutrir la fe en su corazón e incluso, cuando conocían a alguien que no veía posibilidades de mantenerse con esperanza, le decían a Pepito que les cantara una canción, porque para ellos, las melodías de este pequeño eran vitamina para la fe.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!