A short story / Everyone wants to crush me / Todo el mundo me quiere aplastar

The man was feeling very bad emotionally. Too many things were tormenting him. Problems at work, problems with his family, problems with neighbors and outstanding debts. And the night came when he couldn't sleep. He woke up with red eyes and dark circles under his eyes. His wife asked him: “What's wrong with you?” But he said nothing and went out into the street to walk aimlessly.

He walked for several kilometers to the edge of the city. He stared at the highest mountain and thought of climbing it to the top. Deep down he knew that such a task was not so easy, but there he went, walking uphill, until, at last, very tired and thirsty, but he reached the top.

He stopped there, next to a bush where a parrot was resting, and the man decided to shout. Perhaps no one in the history of the world, not even Tarzan shouted so loudly. He paused and screamed again, but when he was about to scream for the third time, the parrot said to him:

• Hey sir, please stop screaming. That's enough.

• Oh my God -said the man-. Am I going crazy, or is it true that this bird is talking to me?

• I'm the one talking to you -said the parrot-. And I thank you to stop shouting, because it's annoying.

• I am running away from the world, where everyone wants to order me around, where everyone wants to crush me, and now I find an ugly parakeet who tells me to shut up.

• I think you have shouted enough. Your anger and anxiety have already drained out of your mind, and from now on you will be different -added the bird.

• And how do you know this?

• Because I am the God of the universe.

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SPANISH:

El hombre se sentía muy mal emocionalmente. Demasiadas cosas le atormentaban. Problemas en el trabajo, problemas con su familia, problemas con los vecinos y deudas pendientes. Y llegó la noche en que no pudo dormir. Amaneció con los ojos rojos y con ojeras. La esposa le preguntó: “¿Qué te pasa?” Pero él no dijo nada y se echó a la calle a caminar sin rumbo.

Caminó por varios kilómetros hasta el borde de la ciudad. Se quedó observando la montaña más alta y se le ocurrió subirla hasta el tope. En el fondo sabía que esa tarea no era tan fácil, pero allí iba, caminando pendiente arriba, hasta que, por fin, todo cansado y con mucha sed, pero llegó a la cima.
Se detuvo allí, al lado de un arbusto donde descansaba un loro y decidió gritar. Quizás nadie en la historia del mundo, ni Tarzán gritó con tanta fuerza. Hizo una pausa y volvió a gritar, pero cuando estuvo a punto de gritar por tercera vez, el loro le dijo:

• Caballero, deja ya de gritar, por favor. Ya está bueno.

• Santo Dios -dijo el hombre-. ¿Me estoy volviendo loco o es verdad que este pájaro me está hablando?

• Soy yo el que te estoy hablando -dijo el loro-. Y te agradezco que dejes ya de gritar, porque eso molesta.

• Vengo huyendo del mundo, donde todos me quieren dar órdenes, donde todos me quieren aplastar y ahora me encuentro con un perico que me manda a callar.

• Creo que ya has gritado lo suficiente. Tu rabia y ansiedad ya drenaron de tu pecho y a partir de ahora serás diferente -añadió el pájaro.

• ¿Y cómo lo sabes?

• Porque yo soy el Dios del universo.