The True Conversion of Sir Emenhall | Contest: Great Easter Eggery - Day 1
![]() La verdadera conversión de Sir EmenhallSpanish#story |
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Al amainar la tormenta de arena, Sir Emenhall, se descubrió solo y sin referencias geográficas que le permitieran ubicarse, en el mismo desierto de Sinaí, donde vagaron por 40 años las 12 tribus judías.
El inclemente sol de la Tierra Santa, no le quito valor a un templario curtido, como Sir Emenhall. Perdido y sediento, ubicó algo de sombra en una hendidura rocosa que ocultaba la entrada a una cueva.
Desde su interior, surgían cánticos en un idioma que desconocía. Se fue guiando por su reverberación, hasta encontrar un grupo de unas 25 personas, todas vestidas con túnicas blancas: esenios —se dijo—, un nombre apenas susurrado en la orden templaría.
Un anciano de ojos profundos, con aspecto de ser el líder, se acercó a recibirlo. "El camino te ha traído, hermano de la cruz", dijo con voz tranquila. Luego, señaló a un recodo oscuro a un lado del altar, añadió: —Ahí yace tu prueba. El laberinto de la verdad. —recalcó—.
Sir Emenhall se acercó a la pared. Incrustado en la roca, se encontraba una placa de metal oscuro, en la que, debajo de símbolos y números árabes, pendían cientos de clavos, para ser colocados en orificios, cada uno atado con un alambre. El anciano esenio le explicó: —Alinea los cielos, encuentra la secuencia de la luz en la oscuridad. — Solo entonces se abrirá el camino al Santo Grial.
Sir Emenhall, acostumbrado a la estrategia de la batalla y la disciplina militar, se sintió desconcertado. Tomó un primer clavo, sacándolo de su lugar, y el alambre al que estaba unido, se incendió de inmediato, dejando caer el clavo al piso. El espacio en el que estaba incrustado se cerró desapareciendo.
Lo, intentó levantando dos clavos al mismo tiempo, intercambiándolos de lugar. El primero fue expulsado, se quemó el alambre y cayó al piso. El segundo se iluminó con una tenue luz azul.
Los esenios observaban, en silencio, sus rostros serenos. Sir Emenhall sudaba. Su mente, entrenada para la estrategia militar, luchaba por encontrar un asidero en este enigma santo. Probó combinaciones aleatorias, la frustración creciendo con cada intento fallido. Y cada vez quedaban menos clavos que usar.
¿Era este el camino al Grial? ¿Un simple juego de acertijos? Todo eso le parecía indigno de tal misión. Volvió a mirar los espacios vacíos, y lo vio, ¡clavos! ¿Representaban estos las heridas de nuestro Señor? Inspirado, ubicó 3 de los clavos en los espacios centrales, intentando representar 1 clavo a nivel de los pies y uno para cada brazo. Los tres lugares se conectaron haciendo brillar los alambres con una luz dorada. Pero no pasaba nada más.
La herida en el pecho... la corona de espinas... tomó dos clavos más, ubicando uno a nivel de la cabeza y otro a la altura del pecho. El tablero tembló y de sus bordes salió un resplandor blanquecino, ominoso, mientras terminaba de abrirse mostrando un rollo de pergamino con su sello intacto.
Volteó a mirar los profundos ojos del anciano, este sonrió y con su voz calma le dijo, -El mapa con la ruta, ¿qué harás ahora, hermano de la cruz?
Al momento de escucharlo, Sir Emenhall, entró en éxtasis santo. Vio su vida llena de pecados y mentiras. Se vio asesinado a paganos en nombre de la Santa Cruz. Y el Espíritu Santo lo redarguyo. Se despojó de su armadura, y cayó de rodillas, entrando en un genuino arrepentimiento.
La búsqueda del Santo Grial no era lo importante, era el contacto con Dios, lo que su alma requería; se quedaría allí con los esenios.
En los registros de la Orden Templaría, se asentó la desaparición de Sir Emmenthal, tras una implacable tormenta de arena, el Jueves Santo de 1144, año de nuestro Señor. Se sospecha, que fue elevado al cielo.
![]() The True Conversion of Sir EmenhallEnglish#story |
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As the sandstorm abated, Sir Emenhall found himself alone and without any geographical references that would allow him to locate himself, in the same Sinai Desert where the 12 Jewish tribes had wandered for 40 years.
The harsh sun of the Holy Land did not diminish the courage of a seasoned Templar like Sir Emenhall. Lost and thirsty, he found some shade in a rocky cleft that hid the entrance to a cave.
From within, chants arose in a language he did not know. He followed its reverberation until he found a group of about 25 people, all dressed in white robes: Essenes, he told himself, a name barely whispered in the Templar order.
An old man with deep eyes, who seemed to be a leader, approached to greet him. "The path has brought you here, Brother of the Cross," he said in a calm voice. Then, pointing to a dark corner to one side of the altar, he added: "There lies your test. The labyrinth of truth," he emphasized.
Sir Emenhall approached the wall. Embedded in the rock was a dark metal plate, on which, beneath Arabic symbols and numerals, hung hundreds of nails, to be driven into holes, each tied with a wire. The old Essene explained: "Align the heavens, find the sequence of light in the darkness." Only then will the path to the Holy Grail open.
Sir Emenhall, accustomed to battle strategy and military discipline, was bewildered. He picked up the first nail, pulling it out of its socket, and the wire to which it was attached immediately caught fire, dropping the nail to the floor. The space in which it was embedded closed and disappeared.
He tried lifting two nails at the same time, swapping them. The first was ejected, the wire burned, and it fell to the floor. The second illuminated with a faint blue light.
The Essenes watched, silent, their faces serene. Sir Emenhall was sweating. His mind, trained in military strategy, struggled to find a foothold in this holy enigma. He tried random combinations, frustration growing with each failed attempt. And fewer and fewer nails remained to be used.
Was this the way to the Grail? A simple game of riddles? All of this seemed unworthy of such a mission. He looked again at the empty spaces, and saw them: nails! Did these represent our Lord's wounds? Inspired, he placed three of the nails in the central spaces, trying to represent one nail at the level of the feet and one for each arm. The three places connected, making the wires glow with a golden light. But nothing else happened.
The wound in the chest... the crown of thorns... he took two more nails, placing one at the level of the head and one at chest level. The tablet trembled, and a whitish, ominous glow emanated from its edges as it opened, revealing a scroll with its seal intact.
He turned to look into the deep-set eyes of the old man. The old man smiled and said in a calm voice, "The map with the route. What will you do now, Brother of the Cross?"
The moment he heard this, Sir Emenhall entered into a holy ecstasy. He saw his life filled with sin and lies. He saw himself murdering pagans in the name of the Holy Cross. And the Holy Spirit convicts him. He stripped off his armor and fell to his knees, entering into genuine repentance.
The search for the Holy Grail was not important; it was contact with God that his soul required; He would have stayed there with the Essenes.
In the records of the Templar Order, Sir Emmenthal's disappearance was recorded, following a relentless sandstorm on Maundy Thursday, 1144, the year of our Lord. It is suspected that he was taken up to heaven.
Fuentes

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I love Indiana Jones and Quatermain and Professor Langdon and what they're all called... Very, very nice!
A surprisingly good story and very well written, of course I read the translation. It is gripping.