Mágicos momentos

Caminaba sin rumbo fijo por las calles empedradas de una ciudad antigua. Los edificios, altos y desgastados, parecían susurrar historias en cada grieta de sus fachadas. Ventanas con rejas de hierro forjado, balcones adornados con flores secas y sombras largas formadas por la luz del atardecer componían un escenario perfecto para sacar una fotografía

Días después, se encontró en un pequeño pueblo rodeado de montañas. El silencio era diferente, más profundo. Las casas de madera se mezclaban con el verde intenso del paisaje. Allí, frente a una vieja banca de piedra, un arbusto florecido parecía resistir el paso del tiempo. Lo fotografie también.

Más tarde, revisando las imágenes, comprendí algo simple pero poderoso: no se necesita un monumento icónico para capturar belleza. A veces, un rincón olvidado de la ciudad, un pueblo con montañas al fondo o incluso un simple arbusto pueden contener la magia de un instante irrepetible.

Espero que les guste las fotografías sacadas por mi.