Fotografía de flores de guayaba que están a punto de convertirse en frutos.
En mi jardín sombreado, la planta de guayaba que crece desde hace años está empezando a florecer. Esa tarde, la cálida luz del sol se deslizaba entre las hojas, produciendo un suave brillo en cada pétalo de flor fresca. Saqué mi cámara y prometí capturar la pequeña belleza que a menudo pasa desapercibida.
La flor de guayaba se ve impresionante con las finas fibras blancas adheridas al fruto. Las fibras parecían suaves, casi como hilos de seda cuidadosamente dispuestos. Me acerqué y ajusté el enfoque de la cámara macro para que cada detalle pudiera grabarse con claridad. El viento de la tarde que sopló durante mucho tiempo hizo que las flores se balancearan ligeramente, aumentando ciertos desafíos al tomar fotografías. Esperé firmemente, esperando el momento en que el viento amainara y las flores permanecieran quietas por un momento.
Cuando presioné el botón del obturador, los resultados me hicieron sonreír. Los detalles de las fibras blancas son muy claros, contrastando con el color verde claro del fruto. La luz del atardecer da un efecto dorado que añade una impresión cálida a la imagen. Tomé otros ángulos, tratando de capturar la belleza de la flor de guayaba desde una perspectiva diferente. Una vez satisfecho, miré los resultados en la pantalla de la cámara.
Estos retratos realmente representan una belleza sencilla que a menudo se pasa por alto. Me imagino cómo esta flor se convertirá en un dulce fruto de guayaba. Esa tarde me sentí agradecido de poder capturar pequeños pero preciosos momentos en mi propio jardín.
Cámara | Realme C53 |
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Categorías | Fotografía macro |