Al paso que vamos, el tiempo pasa.
Nos quedamos en la memoria
y decimos que ayer es mejor que hoy.
La lección del pasado parece ser mejor
y parece que lo duro enseña más que lo fácil.
Lo que aprendí ayer, lo puedo desaprender hoy.
Las mejores lecciones no siempre son las del pasado.
Hay experiencias que dejan huella
y hay otras que quieren borrarse.

El pasado tiene huellas
y el presente las va dejando.
Las huellas del futuro son inciertas.
Es mejor aprender la lección dura hoy
y no esperar una lección que no tenga sentido.
Hay cosas de niño que he desaprendido
y cosas de adolescente que no olvido.
Cada etapa de la vida es una lección
y cada una borra y olvida.
Hay quienes quedan marcados por las buenas enseñanzas
y actúan como si no las hubieran recibido.
Lo que aprendí de mis padres es buena enseñanza
y no puedo usar lo mismo con mis hijos hoy.
Hay cosas buenas de ayer
y las mismas no se adaptan al progreso de hoy.
Es mejor aprender lo del momento
y desaprender lo que no genera ganancias.

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Una vida fructífera exige principios
y por falta de principios algunos hombres se corrompen.
Desaprender valores es una locura en una sociedad.
Hay cosas firmes que deben permanecer
y lo que no es rentable hay que desaprenderlo.
El pasado no cambia a nadie
y el presente es la base del cambio.
Es mejor desaprender lo que no es rentable
y es mejor construir la base de lo aprendido hoy.
La tecnología nos obliga a aprender y desaprender.
La mente no puede estar intacta con los mismos conocimientos.
El que ama el progreso, aprende y desaprende.

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