He creado mil historias contigo,
Te busco en la cama y no te encuentro,
como las flores que nunca me diste,
o los libros olvidados en un cajón,
los besos regalados a alguien más,
o la risa que dejamos de compartir.
Difícil creer que se ha muerto,
lo nuestro, ¿no crees?
Lo nutriamos con amor y lo regábamos con esperanza todos los días, pero había amaneceres que se nos olvidaban los “buenos días”.
Que te deje.
Como si fuera tan fácil dejar un corazón en la carretera y ver cómo lo aplastan y lo machacan.
Que hay más peces en el agua, rumoran.
Como si no supieran que tus ojos son el paraíso,
y que son el camino que me han enseñado a seguir.
Pero, ya se ha marchitado por completo.
Los caminos que me llevaban a ti.
El rumbo que iba derecho a tu cadera.
El mundo que habitaba en nuestro cuarto.
La distancia que no es más un juego de 2+2.
El punto final que me rehúso a poner.
El mensaje que jamás te enviaré.
La llamada que no marcaré.
Cosas sin cumplir.
Todo se ha marchitado.
Como el girasol que tenía en mi ventana,
y de un día para otro murió sin decir adiós.
Te juro que eso no es lo que quiero para nosotros.
Todavía hay un nosotros,
creo,
porque me gusta como suena,
como si compartiéramos complicidad,
como si fuéramos un alma que se ha perdido y se encontró en nuestros cuerpos.
Venga, no lo dejemos morir y que se pudra en el sofá.
He creado mil historias contigo,
y no me importa si acaban mal.
Siempre podemos empezar una nueva.