Mi primera vez en la UCV | Paola Reyes | CRÓNICA

Escrito en un café, en el transcurso de esperar un frappe de piña, entregado tres y devuelto dos veces. Editado, y con ciertos desajustes.

Barquisimeto, 26 de septiembre del 2017.

Hora de llegada al terminal: 8:30pm Hora pautada de salida: 10:30pm Hora de salida: 2:00am

Desde la lechera Pitcher mas grande hasta la mas diminuta, el café en el terminal de Barquisimeto no defrauda (al menos en calidad) no lo probe, y aun teniendo mis dudas me acerque a la barra justo cuando la muchacha comenzaba a cremar la leche , miraba como esperando lo que no sucedio, y sin emitir ningun ruido, termina y limpia automáticamente la lanceta, para mi sorpresa. Me acerque aun mas, la pulcritud era algo increíble, de las mejores que he visto, inclusive comparado con panaderías de mas categoría.

El viaje para mi comenzó en ese momento.

Tras dar vueltas y acomodarme una y mil veces hasta encontrarme comoda solo conseguia desesperarme.

10:30- 11:00 “el autobús se accidento”

Entre disgustos y el desespero de las personas, unos retiraron su dinero para intentar al dia siguiente, y otros -nosotros- nos quedamos a esperar. Algunos debían retirar su visa, otros pocos se empezaban a preocupar por el castigo que les deparaba por llegar tarde, jovenes militares donde su viaje saldria inclusive mas costoso que el pasaje ida-vuelva, y algunos que, como yo, tenian cita para inscribirse en la universidad.

Las horas pasaban sin ninguna respuesta, impacientes (o muy pacientes) ibamos de un lado a otros esperando, conversando, escuchando y riendonos del borrachito chantar erróneamente baladas setenteras y pidiendo para comer cigarrillos, señoras lo evitaban, otras, se veian mas asustadas por los cuerpos sigilosos que dormían y bebían alcohol en aquellos pasillos.

¨Ten, me hiciste reir mucho hoy¨ le decia un muchacho al borrachito mientras le entregaba algo de dinero en el envase vacio, acto seguido el borrachito tomo ese dinero y lo guardo en su bolsillo, donde tenia aun mas efectivo, y dejaba vacio el envase, para seguir pidiendo que comer, mientras el se iba a comprar un cigarrillo.

“Por favor vamos a desalojar el terminal” ya eran mas de las 12pm y el disgusto de la multitud sin respuesta se hizo notar. Todos rodearon al señor, encargado del terminal, y expresaron su descontento ante la situacion. ¨No nos vamos a ir de aqui hasta que nos resuelvan¨

“Si no salen, nos van a multar” decía el encargado del terminal. Un joven intentaba hablar con el, pero este cada vez en negativa se empezaba a poner un tanto grosero.

“Bueno van a venir los guardias” decía mientras nos encerraba en el terminal. Todos rien ante aquella frase. Tras eso, todos nos acomodamos en un mismo pasillo y parecía como si nos hubiésemos multiplicado.

Mas tarde el encargado volvio a aparecer, esta vez para disculpase por su actitud anterior. – un buen gesto-

En la noche, el terminal empieza a mostrar su otra cara.

Observaba como al final del pasillo, una familia dormía sobre cartones; como un muchacho contaba el efectivo del día, se embolsillaba una paca y acto seguido cierra rápidamente la puerta de aquella taquilla para que nadie lo vea.

Un niño curioso desde afuera intentaba abrir una de las rejas del terminal, no lo logro. Sin embargo, por la reja trasera la suerte le fue distinta. Dio un montón de vueltas y mientras todos lo observábamos se acostó junto a uno de nosotros a dormir en el piso.

¨Alla no hay tanta luz¨ le dice un señor que conversaba con el de manera amable, seguido el niño corre y se acuesta en el piso junto a la familia que duerme al fondo del pasillo, el no tuvo tanta suerte con eso del cartón. Tras ello, el señor nos cuenta como conoce al niño de pedir dinero en algún ruta, oliendo un poco a whisky esa vez.

Se hizo la 1:40am

Nos sacaron del terminal, había llegado finalmente un autobús de relevo, todos desesperados se peleaban por su posición en la cola.

“Llego un encava”. Su capacidad no era suficiente ante la multitud.

Todos se empujaban, señoras mayores con problemas motrices, jóvenes y embarazadas. Ahi nada les importaba. Un muchacho que compro pasaje en otra linea no pudo abordar, así que tuvo que comprar nuevamente el pasaje para irse con nosotros, en el piso del autobús. La solidaridad de las personas a pesar de la situación lo llenaron de cobijas, almohadas y demás. Me atrevo a decir que viajo mejor que muchos.

6:30am Caracas, terminal la bandera, 27 de septiembre.

Primero al baño, luego al café.

Una cola que se dividía en dos al entrar al baño de mujeres, no se titubea, todas saben que hacer. Me cepillo los dientes, y de ahí salgo a desayunar en la maquina dorada de espresso. (decepción: no limpio la lanceta) este si lo probé, no estaba muy bueno, desproporcionado y no tan cremoso, quemo la leche.

“Se quedan en los símbolos y caminan” nos aconsejo un señor. Tomamos el metro con estas indicaciones y al bajar otro señor nos dice ¨Se tenian que bajar en ciudad universitaria¨ al parecer trabajaba en el metro, y fue muy amable al dejarnos pasar de regreso sin hacer uso del ticket de metro, ya saben para ahorrarnos esos 20bs – que absurdo- .

Al subir por segunda vez en el metro, a una muchacha que quedo en frente de nosotros, las puertas del metro le tomaron el cabello, viajo inmovil hasta “Ciudad Universitaria” -libertad-

Llegamos a la afamada Universidad Central de Venezuela, y después de tantas vueltas no por perdernos – de hecho un profesor de la facultad de ingeniería escucho que estábamos pidiendo indicaciones y se ofreció a guiarnos- sino porque quedaba bastante lejos de alli. Llegamos y estaba ahí un muchacho y su tía que venían con nosotros en el autobús también.

Oficialmente inscrita.

No me quería ir, el campus era espectacular, di vueltas por toda la universidad tomando fotos y curioseando. Habia un pasillo entero de quiosquitos donde vendían libros, habia una promoción “500 bs c/u”. Me quede un rato observando, y hablando con una muchacha de la facultad de Letras, Gabriela -que no me siguio en instagram btw-. Estaba revisando la promocion de libros igual que yo, mientras le daba consejos de como decolorarse y pintarse el cabello y ella me decía que comprase el libro de Andres Bello, mientras yo le decia que los poemas de Gustavo Pereira son amor, y ahí nos despedimos. Nos encontramos nuevamente con Anderson y su tia, turisteamos juntos, les hice algunas fotos, compre dos libros, y de regreso al terminal.

11:11 – subiendo las escaleras veia la hora- Compramos el pasaje y salimos a las 11:45, me compre también un ponque once-once ¿Casualidad?, en la parada una arepa y una malta. y ya después Barquisimeto otra vez.

6:00pm Barquisimeto.

Nos quedamos en el cardenalito para bajar a cabudare. Estábamos tan cansadas que le dije a mi mamá para ir al C.C. El paseo para brindarle un frappe, y ahí nos fuimos caminando. Al llegar me encuentro con una amiga y hablamos un rato mientras yo resolvía donde comprar el dichoso frappe, termino en un café ordenando uno de piña, me siento a escribir todo el viaje y me traen el frappe para tomar allí “es para llevar le repetí”, espero un rato mas y sigo escribiendo, “aca tiene su jugo para llevar”, me indigno y le digo “es un frappe, no un jugo”, y estuve esperando un rato mas. Dentro el desorden era inminente, la muchacha que estaba encargada de la caja se dispuso a re-hacer el frappe ya que los que estaban ahi no razonaban. Tras no se cuanto tiempo, dio chance para que escribiera la mayoría de mi viaje, así que sacaran su cuenta, me entregan el frappe. No estaba mal, hubiese sido el colmo. Nos regresamos a la parada y al fin en casa.

No quería irme de caracas, no quería irme de ciudad universitaria, quería quedarme ahí, observando a un montón de gente leer libros en el parque, en cada pasillo, tomar fotos y ser feliz.

Y asi termina esta historia, de como fue mi proceso de inscripción en la Universidad Central de Venezuela (en caracas). Iconica.

-Paola Reyes.