La lengua castellana y polimorfismo escrito entre los siglos XV y XVII
De acuerdo con González y Durand (1992), en el siglo V d.C. luego del colapso del Imperio Romano producto de las invasiones bárbaras, el latín deviene en un latín deformado por la influencia del dialecto castellano que hablaba el pueblo llano. Sin embargo, queda claro que aún no se está en presencia de un castellano propiamente dicho, sino que este sigue un camino de desarrollo y gestación hacia formas más avanzadas. Es de hacer notar, sin embargo, que la lengua castellana todavía no había suplantado todos los dialectos autóctonos y mozárabes. A pesar de ello, la difusión de la lengua de Castilla debió, no obstante, atravesar el Atlántico y buscar imponerse de la misma manera en los extensos e ignotos territorios americanos recién descubiertos.
Como manifestación tangible de la evolución del idioma de Castilla, se tiene que en 1492 Antonio de Nebrija publica el primer tratado de gramática de la lengua castellana con la intención de fijar el idioma con reglas permanentes y precisas. No es sino hacia mediados del siglo XVI cuando se intenta reformar algunas particularidades de la lengua y en especial el aspecto escritural con criterios teóricos y proposiciones prácticas que buscaban simplificar y sistematizar la escritura.
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Para ello se procedió a ir sustituyendo el criterio de autoridad ejercido por escribanos y calígrafos dedicados, por lo general, a satisfacer o perpetuar ciertos gustos sociales coetáneos en el cultivo de la lengua y su escritura, que representaban la experiencia gradual de la corrupción idiomática que alcanza hacia el siglo XVI su peor nivel de crisis. A tales efectos, el primero que busca avanzar en esa necesidad de la reforma idiomática es Juan de Iciar, calígrafo español que publica en Zaragoza su tratado que lleva por título Ortografía Práctica, publicada en 1548. La importancia de este autor se debe al hecho de haber introducido en España la letra bastarda caligráfica, mejor conocida como itálica, dándose a conocer fundamentalmente en los sectores reales, eclesiásticos y privados, en la escritura manuscrita (González y Durand, 1992, op. cit .p.p. 43- 46). Es de destacar la popularidad que alcanzó dicha obra por haber tenido veinte reimpresiones entre 1548 a 1568, una por año.
FORMAS DE ESCRITURA
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Otras consideraciones a tener en cuenta tienen que ver con las prácticas, rutinas, hábitos, variantes y formulismos conservados por amanuenses, secretarios, copistas y escribanos de particulares épocas. En efecto, es de especial interés observar la confusión de las grafías b y v, la alternancia de las grafías u y v. También suele presentarse, en ocasiones, que la letra c se acompañe de una cedilla (ç) que indica la variación fonética que la diferencia de la letra s.
De acuerdo con Obediente et al. (2005), y tomando como objeto de estudio un documento del siglo XVII en Mérida, Venezuela, “se encuentra aún la antigua alternancia medieval de las grafías u y v para representar al fonema vocálico /u/, pero sin que el contexto determine la aparición de una u otra forma”. Igualmente se observa la utilización de ciertos signos y abreviaturas, entre las que figuran: n= ñ; q, q´este, los cuales se presentan en distintos manuscritos de la época como formas apocopadas o contraídas producto de ciertas combinaciones fonéticas. En este sentido, la grafía constituida de dos elementos gramaticales distintos representa la enunciación efectiva de la sinalefa. Por ejemplo: dellos, lescrivió, desta, questava, questavamos, quel, entre otras.
Estos y otros muchos aspectos, en definitiva, muestran la evolución paleográfica de la lengua castellana en su versión escrita y representan el estado del idioma español de acuerdo con los cambios y particularidades de la misma que se venían suscitando desde el Medioevo y que se prolongó durante todo el siglo XVI hasta aproximadamente la primera mitad del siglo XVII.
REFERENCIAS
González, A, y Durand, G. (1992). Paleografía práctica (Su aplicación en el estudio de los documentos históricos venezolanos). Caracas: Academia Nacional de la Historia.
Obediente, E., Ramos, E., Torres, L., Martínez, H., Díaz, L. (2005). Análisis documental y lingüístico de un testamento merideño del siglo XVII, en Boletín de Lingüística, vol. 23/ En-Jun. 2005: 36-60. Mérida: Universidad de los Andes.
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