Concurso: Historias en Blanco y Negro 8va Edición / Unos policías muertos de hambre nos robaron la comida

Parte I

María y Moncho regresaron a casa felices y decidieron viajar a una ciudad desconocida para Moncho. María, tras una búsqueda del dinero escondido, decidió usarlo para ayudar a niños necesitados. Aunque tenía dudas sobre el viaje, continuó empacando para complacer a Moncho. Al llegar a la ciudad, encontraron disturbios, debido a los resultados electorales inesperados. Refugiados en un hotel, Moncho aseguró a María que tenían dinero suficiente para esperar a que la situación mejorara. Ahora, atrapados en un país en crisis, su aventura tomó un giro inesperado, enfrentando desafíos imprevistos en lugar de la escapada soñada.

Parte II

Estaban en la habitación del hotel Media Estrella de Caripe del Guácharo, y eran las 3 de la tarde cuando las tripas de Moncho le comenzaron a sonar como si fueran un helicóptero. Fue cuando María comentó:

• ¿Será que va a llover o se trata de tu barriga?

• Es por el hambre hereje que me está sonando. Pero por la ventana ya no se ve el gentío que había hacía unas horas. Vamos a salir a la calle para ver cómo resolvemos lo de la comida.

El recepcionista del lugar les indicó la dirección de un lugar donde vendían comida rápida. Para allá se fueron y tuvieron suerte. Se trataba de una casa donde hacían empanadas, bollos y tequeños, y decidieron comprar 8 tequeños, 8 empanadas y una pepsicola familiar para llevar.

Pero cuando regresaban felices, con unas sonrisas de oreja a oreja, 4 motorizados uniformados y una patrulla de la policía les dijeron que se detuvieran.

• ¿Cuál es el problema, señores? -preguntó Moncho.

• No habrá ningún problema dependiendo de ustedes -respondió uno de los agentes.

• No entiendo -respondió Moncho.

• Entrégueme su celular, ciudadano -mandó el de azul.

• ¿Y por qué tenemos que darle nuestro teléfono? -protestó María.

• Tranquila, mujer. Dale el celu.

Al recibir el dispositivo, el uniformado les preguntó en tono burlón:

• ¿Y no les da pena tener un pedazo de teléfono todo obsoleto? Vamos a ver los mensajes del Whatsapp.

El sujeto revisó los mensajes y les reprochó:

• Ajá. Ustedes andan burlándose de nuestro comandante en jefe. Aquí hay una foto del presidente disfrazado de payaso y en esta otra se ve con orejas de burro. Debido a eso, siento decirles que ustedes están detenidos por ser unos traidores a la patria, fascistas e incitadores del odio. Y eso les puede costar varios años de prisión.

• ¿Qué vaina es esa? -protestó María-. Nosotros somos gente humilde, no somos políticos y no nos metemos con nadie.

• Díganme por quién votaron -siguió el policía.

• Por ninguno. Cuando nos revisamos en el sistema del CNE nos habían mudado para un centro en Santa Elena de Uairén y nosotros somos de Carúpano. No pudimos votar.

• Ah, eso está muy bien. Mire, ¿y qué llevan ahí en esa bolsa?

• Algunas empanadas y tequeños.

• Bueno, en vista de que ustedes no tienen mayores pecados en contra de nuestra gloriosa revolución socialista, yo les voy a perdonar lo de los mensajes en el celu, pero a cambio van a tener que entregarme la bolsa de comiditas y la botella de refresco que llevan allí.

Los agentes se alejaron velozmente, cada uno de ellos con una empanada o un tequeño en la mano. Mientras tanto, la pareja se quedó parada allí hasta que los bichos desaparecieron en el horizonte. A los dos pobrecitos se les veía con caras de color queso llanero.

• Diosito santo -se quejó María-. Yo soy un imán pa' las desgracias.